No es ningún secreto que la historia se ha dotado tradicionalmente de nombres masculinos para ser explicada, dejando las mujeres a un segundo plano.

En Sternalia, sin embargo, siempre hacemos hincapié en el género femenino, ya que también ha tenido un papel relevante en muchos de los espacios patrimoniales de la ciudad y tienen muchas curiosidades para enseñarnos. Por eso, en este post queremos repasar algunas de las protagonistas que han dado vida a los edificios de la ciudad y que han jugado un papel destacado en sus respectivas épocas.

En primer lugar, si nos situamos en la Real Academia de Medicina de Cataluña, ya encontramos dos nombres de mujeres destacadas que fueron grandes luchadoras de su etapa histórica, consiguiendo grandes gestas en un mundo reservado a los hombres como lo era entonces la medicina. Dolores Aleu y Martina Castells se situaron entre las tres primeras médicas de España y ambas estudiaron en la Facultad de Medicina que se ubicaba en la actual sede de la RAMC. De hecho, Aleu fue la única que llegó a ejercer la profesión, y el edificio que acogió sus estudios aún conserva su tesis doctoral ("De la necesidad de encaminar por la nueva senda la educación higiénica-moral de la mujer"). Tras superar obstáculos para ser reconocida oficialmente, abrió una consulta donde atendía a mujeres de toda condición social.

En el caso de Martina Castells, este personaje femenino no llegó a ejercer y murió a los 31 años a causa de una nefritis durante el embarazo. Detrás de la capilla de Sant Llàtzer, en la Plaza Padró, hay unos jardines dedicados a ella.

Otra mujer también vinculada con la medicina es Nuria Pla Monseny. Hija única y heredera de Ramón Pla y Asunción Monseny, finalizó los estudios en este ámbito científico en 1940 en la Universidad de Barcelona, ​​convirtiéndose también en una de las primeras mujeres que se graduaron en esta facultad en Cataluña. Pero Nuria Pla pasa a ganar relevancia porque creó 'post mortem' la Fundación privada Ramón Pla Armengol en honor a su padre, y allí se encuentra una de las colecciones más importantes de mueble antiguo de España. Además, su personalidad polifacética y su gran sentido empresarial la llevaron a hacerse cargo desde 1940 del instituto farmacéutico fundado por su padre.

Tres figuras femeninas más toman relevancia en este caso en la Antigua Casa de la Convalecencia, inaugurada en enero de 1680. Durante el siglo XVII, uno de los problemas más destacados de este edificio era la obtención de los recursos necesarios para su financiación. Por ello, además de las donaciones del Consejo de Ciento y de la Diputación de Barcelona, ​​también requirió de capital privado. Cuatro nobles de Barcelona hicieron donaciones que posibilitaron su construcción en la calle del Carme: Pau Ferran, Lucrecia de Gualba, Victoria Astor y Elena Soler. De hecho, en la entrada monumental de la Casa se pueden encontrar cuatro murales con baldosas policromadas que explican la historia de las familias donantes, con los escudos de armas de cada una de ellas.

Finalmente, no queremos dejar de destacar la figura de Isabel de Requesens, que comparte el nombre de uno de los espacios patrimoniales de Barcelona: el Palau Requesens. Esta mujer, de una familia catalana importante en su época, a la muerte de su padre se unió en matrimonio con su primo Ramon Folc de Cardona-Anglesola, virrey de Nápoles. Así, Isabel de Requesens se convirtió virreina de Nápoles, además de ser condesa de Palamós, de Trivento y Avellino y señora de la Baronía de Calonge. Residió en el Palau Requesens, que desde 1917 es la sede de la Real Academia de Buenas Letras.